Familia con hambre espera ayuda de las instituciones a orillas del Orinoco

Un papá y sus cuatro hijos waraos (tres varones y una niña) aguardan en pleno sol por ayuda de las instituciones para paliar el hambre


Tucupita.- Agobiado por el hambre, Fermín Rattia decidió salir de su comunidad tradicional junto con sus hijos. Su casa está ubicada en la selva del municipio Antonio Díaz, Delta Amacuro, y en noviembre de 2016 se trasladó hasta las adyacencias del  Terminal de San Félix, estado Bolívar. Ahora regresa a su tierra natal y espera junto a su familia por alguna ayuda gubernamental que los ayude.
“Allí empezamos a trabajar caleteando; mis hijos vendían bolsas y mi mujer salía a las calles a pedir dinero”, relató Fermín mientras se llevaba un pedazo de casabe a la boca.
Al ser interrogado por la madre de sus hijos, Rattia bajó la cabeza, echó una mirada de reojo a su hija y señaló: “Murió… se enfermó, le dio una gran fiebre, temblaba todas las noches y fue llevada hasta el hospital de Guaiparo, donde murió”.
Mientras el sol empieza su inclemente acción, la embarcación donde permanece la familia indígena espera su turno para ser abastecida de gasolina, combustible que le permite su traslado hasta su comunidad de origen.
“Mis hijos ya no aguantan el hambre; tenemos más de dos días sin comer”, cuenta Rattia, mientras señala al más pequeño de sus hijos, quien tiene dos años y muestra una marcada deficiencia de peso, signo de desnutrición.
Huérfanos de madre y agobiados por el hambre, los niños waraos esperan por la acción de las instituciones responsables de las políticas indígenas: Misión Guaicaipuro, Gobernación del estado y Ministerio de los Pueblos Indígenas, así como la intervención del Gobierno nacional.

 FUENTE, EL PITAZO

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