1. LA EDUCACIÓN
En total, cerca de 62 millones de niñas no van a la escuela. Son muchas las que luchan por estar donde quieren estar: en las aulas. En los países en desarrollo, existen numerosas barreras que impiden que las niñas reciban la educación que merecen: la pobreza, la violencia en el colegio, la distancia hasta los centros de estudios e incluso la falta de aseos femeninos.
Está demostrado que, si reciben educación, las niñas son más capaces de salir de la pobreza por sí mismas, y sacar adelante a quienes las rodean. De hecho, por cada año que una niña continúa su educación secundaria, sus ingresos futuros aumentan entre un 15 y un 25%.
El impacto de la educación de las niñas repercute en sus comunidades y puede incluso afectar profundamente a todo el país. Si asistieran a la escuela un 10% más de niñas, el PIB podría aumentar alrededor de un 3%.
2. EL MATRIMONIO INFANTIL FORZADO
Se estima que cada año 15 millones de niñas alrededor de todo el mundo son víctimas del matrimonio forzado. El matrimonio infantil viola los derechos humanos de las niñas, limita su educación y puede poner en peligro su salud. Las niñas casadas son a menudo obligadas a abandonar la escuela y se convierten en madres cuando su cuerpo no está preparado para ello.
La práctica del matrimonio infantil contribuye a perpetuar el ciclo de pobreza, ya que las hijas de madres tan jóvenes tienen menos posibilidades de completar sus estudios y un mayor riesgo de ser obligadas a casarse cuando todavía son niñas.
Para acabar con la práctica del matrimonio infantil, es fundamental que las niñas continúen sus estudios y las familias conozcan el valor de la educación de sus hijas. Las niñas que reciben educación tienen una probabilidad seis veces menor de contraer matrimonio infantil y tendrán menos hijos, más sanos y más formados.
3. VIOLENCIA DE GÉNERO ESTRUCTURAL
Según Naciones Unidas, una de cada tres niñas y mujeres sufre algún tipo de abuso o violencia sexual a lo largo de su vida. La violencia contra las mujeres es un problema universal. En uno de los últimos informes del Estado Mundial de las Niñas de Plan International, los datos demostraban que la violencia de género estructural es una preocupación común.
Muchas niñas dicen que temen por su seguridad dentro de sus propias comunidades, incluso es en el colegio. Más de una cuarta parte (28%) de las niñas que participaron en el estudio dijeron nunca o casi nunca se sienten seguras durante el trayecto de ida y vuelta a la escuela. “Sólo me siento protegida con mi familia, porque a los demás no les importamos”, reconoce una niña de Nicaragua participante en la investigación.
Solo comprometiendo a los niños y a los hombres en las conversaciones y talleres sobre igualdad de género conseguiremos avanzar en la solución a los problemas subyacentes que generan desigualdad dentro de una comunidad y cambiar las mentalidades para acabar con la violencia de género estructural.
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