José Ríos Lugo, quien
preside
Fundehama, señala que esta
situación en especial es
“relativamente
nueva”, pues si bien es cierto que, desde hace
varios
años, la droga circunda los centros educativos, el
que haya
penetrado hasta las aulas de clases y áreas
en general de los
planteles, es un fenómeno que se
viene observando desde hace tres
años,
aproximadamente, pero que se ha incrementado
vertiginosamente
en los dos últimos llegando, en
algunos casos, a superar el 50% de
la matrícula
escolar.
Explica
Ríos
Lugo que la situación es de “extrema gravedad
para
la sociedad”, pero que la misma está
pasando por debajo de la
mesa pues, las autoridades
competentes como el Ministerio de
Educación y los
organismos de protección y atención a
la
infancia no han reaccionado con el vigor y la urgencia que
el caso lo
requiere, adoptando políticas de
prevención y medidas de
atención y
protección de los niños y
adolescentes
víctimas del flagelo.
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