En las ciudades hay grandes brechas,
incluso
más que en el campo. La desigualdad educativa
es un ejemplo de eso.
Los niños y niñas que
viven en zonas urbanas pobres tienen
menos posibilidades de
completar su educación que los que cuentan
con
recursos económicos. El Fondo de las
Naciones Unidas
para la Infancia (Unicef)
presentó el informe Estado
mundial de la infancia
2012, niños y niñas en un
mundo
urbano, en el que se menciona a Venezuela como un
país
que presenta esas disparidades.
El documento compara
la situación en
tres países: Benin, Pakistán y
Venezuela.
Entre ellos, Venezuela es el que tiene mayor
desigualdad
educativa a escala nacional. Así lo
prueban: los niños y
niñas venezolanos de
estratos sociales altos cursan ocho años
más
de estudios que los que viven en zonas pobres urbanas. Es
decir,
niñas y niños con pocos recursos,
que habitan en las
ciudades, tienen menos años de
escolaridad formal. En
Pakistán, la diferencia es de
seis años entre un grupo y
otro.
Olga Ramos, del Observatorio Educativo
de
Venezuela, encuentra una explicación a las
cifras presentadas
por Unicef: hay una segregación
geográfica. Los
niños y niñas de
estratos sociales altos van a colegios
privados, tienen
familias que los apoyan, cuentan con las condiciones
para
estudiar y vivir. En cambio, dice, los niños de
zonas pobres urbanas
cuentan con menos escuelas y el
ambiente es inseguro. "La escuela debe
competir con la
delincuencia. En la comunidad se valora el malandraje
como
una forma de supervivencia, y por eso el muchacho que
estudia corre el
riesgo de que se burlen de él, de
que le cobren peaje, le ofrezcan
droga o peligre su propia
vida", sostiene.
(El Nacional,
pp. C-4, 29/02 - Ariana
Guevara Gómez)
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